lunes, 2 de junio de 2014

La vie est belle.

Qué irónica la vida ¿no? En un momento pasas de una sonrisa a una lágrima y viceversa.
De pensar que algo vale la pena a creer que es mejor tirar la toalla.
 De la ilusión del primer amor a el desastre de una relación.
 De la belleza del canto de un pajaro a la desafortunada muerte de este.
De las alegres hojas verdes a las deprimente amarillentas que se volveran marrones.
 De una mirada con brillo a una llena de lágrimas.
¿Y de verdad es tan difícil ser feliz?
 ¿Tanto cuesta que las sonrisas sean eternas?
¿Que nunca nos cansemos de luchar?
 ¿Tan difícil es un amor eterno o la inmortalidad de un pequeño pajarito?
 ¿Es necesario que las hojas dejen ser verdes y todos los ojos se inunden de agua?

C'est la vie, como dirían aquellos franceses conformistas.

Pero quizá las respuestas a esas preguntas sea un No, porque los inconformistas franceses refinados suelen decir un "la vie est belle", así que busca la belleza, que es facil de encontrar. Porque no hay nada más bonito que lágrimas de frío en un triste otoño bañado de amarronadas hojas de árbol con el canto de un pajarito que no será eterno recordando un amor que tampoco lo fue.

Ella.

Su corazón estaba frio al igual que aquella teraza a la que le gustaba salir los helados días de invierno.
Quizá fuese un poco rara, bastante fuera de común. Una chica que prefería escribir dibujos y pintar palabras a salir de borrachera. Una chica que prefería un café a un gin tonic. Una chica que prefería un abrazo a un polvo.
Alguien diferente a lo que la maldita sociedad está acostumbrada a ver o nosotros queremos que vea.
Era una chica poco coqueta, desarreglada y un poco ingenua.
Sus lágrimas se helaban antes de salir y sus sonrisas se ahogaban en ellas. No era exactamente una chica alegre de esas que sonríen y raramente lloran. Era más bien la que llora y raramente sonríe.
Se autodestruía. Se arañaba por dentro mientras hacía arder su mente. Se destrozaba el corazón para que ningún idiota lo hiciera.
¿Y sabéis lo más importante? Le gustaba ser ella.