martes, 28 de abril de 2015

El País de los Sueños.

Aquel lugar parecía un mundo de fantasía, una mezcla desesperada entre el País de las Maravillas y Nuncajamás, aunque aquel lugar le resultaba bastante conocido. Un plácido olor a rosas llegaba hasta ella y las olas de mar resonaban en su cabeza. Cuando se levantó del suelo de aquel extraño lugar pudo observar con más claridad y descubrir que sus sentidos no le mentían, una enorme playa estaba ante sus ojos y a sus espaldas rosales amarillos permanecían espectadores de aquel maravilloso paisaje.
No había nadie por los alrededores y tampoco parecía que ningún humano nunca hubiese pisado aquel extraño lugar. No había edificios, por lo menos no hasta donde la vista le dejaba ver, ningún puerto en aquella playa o deforestación alguna del bosque que dejaba a sus espaldas.
Aquel lugar no era desconocido para ella, era el lugar en el cual cada noche pensaba, la escena de todos sus cuentos donde se desarrollaban las vidas de sus principales personajes. Unos pequeños loros comenzaron a revolotear cerca de ella, unos animales curiosos con exóticos colores que parecían querer decirle algo, una cascada de fondo que no paraba de resonar. Era su alarma, tenía que irse. En media hora, comenzaban las clases.